La esperanza

La esperanza se abre paso entre la penumbra de la desconfianza, la inseguridad, el miedo y la tristeza, ella es fuerte pero necesita del optimismo para seguir adelante, necesita de él para recobrar energía. Pero no solo eso, ella necesita ser reconocida para que su luz no se apague, para poder encender las velitas de la esperanza que tenemos cada uno de nosotros en nuestra alma, lo necesita para poder llegar a más personas. 
Ella necesita también de la imaginación, es como los sueños, cuantas más personas creen en ellos más fuertes, poderosos y grandes se hacen. Pero al igual que con ellos, cuanta menos gente crea en ellos más débiles y más pequeñitos se hacen. 
Por eso está en una lucha constante porque la función de la esperanza no siempre es dar un final feliz, quizás tenga una doble función, como una moneda que en una situación te muestra la claridad de la cara junto con su final feliz o te muestra un triste final junto con su cruz. 
Nos ayuda a entender que no siempre se va a ganar, que hay que confiar, que hay que sentir que todo acabará yendo bien, quizás no a la primera, quizás no a la segunda, pero que quizás a la tercera si.
Es el motor que nos ayuda a seguir intentando las cosas una y otra vez, el que nos empuja a seguir luchando por nuestras metas, el que nos levanta cada vez que nos caemos cuando en muchas ocasiones sentimos que no tenemos fuerzas.
Es esa llama que está en el interior que con una simple chispa de confianza se realza pero que con un pequeño soplido se esfuma. Está en nuestra elección avivarla o apagarla, aunque siempre luche por permanecer ahí, por seguir brillando,  por seguir dando calor cuando nos falta un abrazo, cuando nos falta una caricia, cuando nos falta atención, cuando nos falta valor, cuando nos faltan razones lógicas para seguir, esto va más allá de la razón es cuestión de sensación.
Palpita en la mente y en el corazón, nos hace vibrar aunque al rededor no veas ningún lugar donde agarrarte, ella te hace permanecer firme en tu propósito y en tu decisión aunque en muchos momentos te preguntes cosas como "¿Qué hago aquí? ¿para qué estoy aquí?". Ella con el tiempo te responde, por eso se dice que la esperanza es lo último que se pierde. Porque mientras hay vida hay esperanza. Así que agarraros fuerte a esa llama aunque vuestro ser esté temblando teniendo en cuenta que no hay que tener prisa en tener resultados.



 

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