La vida de un/a soñador/a

Yo personalmente me considero una persona soñadora, que cree en ciertas cosas y que eso me hace feliz, no es ni mejor ni peor, simplemente soy así y me gusta, me gusta imaginarme un mundo lleno de cosas bonitas, me gusta pensar que existe el amor verdadero, me gusta creer que las segundas oportunidades son buenas, me gusta sentir que todo irá a mejor, me gusta saber que los más mínimos detalles son los que hacen las grandes cosas.
Llevo mucho tiempo observando lo que pasa a mi alrededor, y muchas veces veo cómo a la gente le cuesta creer en las cosas, le cuesta sentir, le cuesta imaginarse que las cosas pueden ir a mejor, le cuesta creer en las personas, le cuesta creer que al abrirse a alguien no le va a hacer daño, le cuesta ser positivos, en resumen, le cuesta SOÑAR. Pero eso no es todo, en el momento que ven a una persona soñadora, como yo en este caso, hacen lo imposible por apagar su luz, por apagar sus sueños, por hacer que piensen como ellos, y me parece algo muy triste porque si por algo es bonito vivir en sociedad es por que cada uno tiene su forma de ser y su punto de vista, pero en el momento que hacen eso están sobrepasando la tolerancia, aun que sea al punto de vista de un soñador, están sobrepasando esa línea, pero lo hacen poco a poco, con pequeños comentarios que se clavan como espinas de rosa, y tras mucho tiempo con ellos, lo que intentan es ensombrecer la luna que alumbra a los soñadores.
Hoy en día no es fácil mantenerse firme en los sueños, o en las creencias o el nombre que creáis conveniente poner, por que la sociedad en general no cree, me duele ver como la gente no cree en nada, que nada les despierta ilusión, nada les hace vibrar, nada les hace sentirse ellos mismos, simplemente son como estrellas que poco a poco se van apagando. Y cuanto más tiempo pasan más se apagan, y lo peor que una vez entras en la oscuridad es muy difícil salir de ella porque es muy expansible, es como una niebla intensa que cubre los valles más profundos bajo las montañas más altas.
Pero aún así, los sueños que habitan el alma son los que da la vida a esa profundidad, como si de pez en el mar se tratase, cada pez tiene su función al igual que cada sueño en cada corazón.




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