Era se una vez...

Era se una vez un reino en el que reinaba la felicidad, la paz y la armonía. Pero como en todo cuento, eso duró muy poco, apareció un villano que lo único que quería era hacerse con el poder y como ya sabréis, ese villano era capaz de pasar por encima de quien fuera con tal de lograr su objetivo, REINAR. Éste había tenido una infancia muy muy triste, tuvo que hacer frente a muchos problemas. Él pensaba que el único modo de ser feliz era tener poder, pero lo que no sabía que el poder siempre tiene un precio, una responsabilidad, y siempre hay que usarlo para hacer el bien.
Como en todo cuento consiguió lo que quería, pero aún no era feliz, y como tenía poder fue pidiendo, fue aprovechándose para "hacer débiles" a la gente, privándoles de lo que más querían y quedándoselo para sí.
Y de repente un día, aparece un héroe (si como siempre, ya lo se). Pero no era un héroe cualquiera, era una persona que no tenía absolutamente nada. Ni si quiera sabía que podía llegar ser un héroe. Vivía en la miseria, estaba solo, lo único que le acompañaba era la esperanza y la imaginación. Vagaba de pueblo en pueblo contando historias que se inventaba, y lo que iba haciendo era dar esperanza a los demás. Tras años haciendo eso, el villano escuchó en la aldea oir hablar de él, e hizo apresarlo. No había cometido ningún delito, con lo cual, no era justo que estuviese allí. 
Como consecuencia el reino se sumió en la tristeza, y el villano creyó lograr lo que quería. Pero no fue así. El héroe que seguía sin saber que era un héroe, no estaba triste, seguía en su postura, y el villano se dedicó a hacerle la vida imposible. Pero el héroe le devolvía cada acto con cordialidad, y bondad. 
Esto hizo que el villano quedara desquiciado, de tal manera que un día le preguntó que por qué actuaba de esa manera, y el héroe le contestó que "hasta que no se llega al fondo se un corazón no se sabe lo que realmente alberga".

Continuará...

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