No hay mal que por bien no venga

De repente nos derrumbamos por circunstancias ajenas a nosotros mismos y vemos como todo a nuestro alrededor se desmorona como cuando construyes un castillo de arena y una potente ola te lo derriba, pero cuando pasa eso nos cegamos en volverlo a construirlo y hacer un muro de protección, pero resulta que no es lo suficientemente fuerte para resistir a la ola, y es cuando hacemos otro muro mucho más grande y grueso, pero ahí no es la ola lo que lo derriba, es el viento, como si pasase un tornado por nuestro interior y lo convirtiese en polvo. Pero no pasa nada, seguimos cegados en hacerlo otra vez, mucho más grande y mas grueso, pero esta vez es el viento y la ola juntas, y volvemos a intentarlo, y vuelve a pasar, pero no solo con una ola y el viento sino que esta vez es una piedra arrastrada con la ola, y así sucesivamente.
Hay veces que lo que la vida nos quiere decir es que hay que dejarlo escapar, dejarlo marchar, lejos, soltarlo, despegarte de ello porque quizás no es lo suficientemente bueno, o simplemente no es el momento de tenerlo entre manos y cuando lo aceptas es cuando de repente te diriges a tu casa y ves que hay un castillo en tu camino, esperándote, de piedra, si si, de piedra, mucho más duro y resistente y es cuando te das cuenta de que tenías que soltar ese de arena, que por más que te gustase lo tenías que dejar escapar, pero claro, tú querías un castillo, y justo te encontraste el de piedra cuando decidiste soltar el otro.
 Quizás sea casualidad o quizás sea que hasta que no estuvieses preparado para soltarlo no podría aparecer en tu vida el castillo de piedra.
Pasa el tiempo,  mucho tiempo, y te acuerdas del castillo de arena, porque en el fondo era lo que querías, pero te acuerdas de que se fue lejos y sigues con tu castillo de piedra. Y después de días, semanas, meses o quizás años, pierdes es castillo de piedra y ahí es cuando tienes que aprender a vivir sin ese castillo, y sin ninguno, te cuesta acostumbrarte pero lo haces.
En el momento que ya estas totalmente acostumbrado a no tenerlo entre tus manos ni verlo ni nada es cuando por casualidad viene a ti un castillo de perlas que resulta que era ese castillo de arena que tuviste que dejar ir, lo que le pasó fue que sus granitos se metieron en conchas las cualeshicieron que se convirtieran en perlas.Pro lo que no sabes es que tenías que aprender primero a tener el de piedra y después aprender a no tener ningún castillo para que ese que de verdad querías llegara solo a tu vida porque ya estás preparada, tanto tu  de tenerle como él de tenerte.
Por eso la frase de no hay mal ( cuando tienes que dejar escapar el castillo) que por bien no venga (al final acaba llegando lo que de verdad es para ti).

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