Cruce de caminos

Hay una expresión que yo tengo eliminada de mi diccionario personal. Es como una pequeña llamada en tu cerebro que desbarajusta todos tus planes, se llama "Y si..." y a veces puede llegar a ser una maldición reflejada en una patada que te sume en un mar de dudas y miedos.
Realmente no te das cuenta de la importancia que tiene hasta que te ves en el cruce de caminos entre una cosa u otra, o simplemente en algo que deseas tanto tanto que te atemoriza.
Puede que al tomar la decisión de coger o no ese algo desaparezca completamente, pero, otras veces, parece que te atrapa como una tela de araña al momento que tomaste la decisión creando la duda y el miedo de no haber escogido bien.
La vida ya de por si se basa en las decisiones que vamos tomando y como consecuencia los cruces de caminos, o como yo llamo, las ramitas de nuestro árbol de la vida. Por eso desterré esa expresión de mi vocabulario porque prefiero seguir hacia adelante sin mirar atrás, aprendiendo de lo que he dejado, tanto si son errores como si son aciertos, para que en la siguiente bifurcación  intentar no tropezarme una y otra vez con la misma piedra y tener más claro que camino tomar.
Es decir, esto es como cualquier deporte, para aprender y que los resultados sean factibles hay que entrenar, ponerse a prueba, ganar y también perder, pues con esto es igual. Ya desde pequeños nos obligan a tomar decisiones, tengas los años que tengas, seguirás tomándolas pero con un matiz. No debes anclarte a la decisión que has tomado por que en cualquier segundo, minuto, hora, o día o se te dará la vuelta o la vida te volverá a poner a prueba y tendrás que volver a enfrentarte al cruce de caminos, aplicar lo que has aprendido y seguir en este maravilloso árbol de la vida.

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